Emociones ante un nuevo año junto al COVID

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El año que pasó fue un año desafiante para todo el planeta, pero no sería incorrecto destacar que para los adolescentes y jóvenes viviendo la etapa de transición de la escuela a la enseñanza superior, fue un año de sacrificios. Ritos como la titulación, festividades, o primeros días en una nueva casa de estudios, fueron postergados indefinidamente por una pandemia que no dio tregua. Y muchos y muchas se percataron de su resistencia y aguante. Lo que partieron como semanas, se tornaron en meses, y se empezó a abrigar la esperanza de que el 2021 las cosas serían diferentes. 

A poco partir un nuevo año académico, la verdad es que todavía faltan certezas. La presencialidad de las clases sigue siendo materia de debate y discusión, y la esperanza que otorgan las vacunas tampoco implica una relajación de medidas mínimas como la mascarilla o el cumplimiento de protocolos preventivos. Y ante eso, es entendible la frustración, el cansancio e incluso el enojo. Otra vez nos enfrentamos a un año incierto, pero esta vez con el peso de un año así ya vivido.

¿Cómo enfrentarnos a este 2021 entonces?

Hay algunas claves que son importantes de considerar. Primero, no nos culpemos de estas emociones incómodas. Es natural sentirlas ante la pérdida de experiencias que pensábamos vivir. Sin embargo, también ganaremos otras experiencias distintas, y que pueden ir aparejadas de emociones más positivas, si dejamos el espacio para sentirlas y vivirlas. En segundo lugar, detrás de la pregunta de cómo enfrentarnos está contenida en parte la respuesta: la pregunta está en plural. Esto es porque no estás solo en esto. Tanto tú que lees esto, como quien escribe, y el resto del mundo, está lidiando con estas emociones también. Y en una sociedad acostumbrada a mostrarse perfecta, que podamos compartir con otros nuestros anhelos de hacer una vida normal, de salir, de ir a conciertos o a pasear, es una oportunidad de ser más abiertos, más francos y honestos, y crear nuevas relaciones desde un nuevo escenario, uno que sabe que de hecho no es perfecto y no tiene por qué ser malo eso, es simplemente humano. También es clave este aspecto a la hora de pedir ayuda. No somos todos iguales, y en ocasiones quizás necesitemos el apoyo más cercano de un familiar, amistad o un profesional. Es evidente que podemos estar más vulnerables y por eso construir un entorno positivo es clave. 

Finalmente, no estamos ante tiempo perdido. Este es un tiempo donde aprendimos nuevas formas de relacionarnos, y donde también hemos visto nuestra fortaleza interna. Este 2021 se ve más auspicioso ante la pandemia. Hay mayor información y mayores certezas, así como la invaluable ayuda de las vacunas, por lo que veremos que este ño se nos irá haciendo un poco más fácil, no solo por factores externos, sino por nuestro propio aprendizaje y adaptación. Ya conocemos más, podemos hacer más. Y eso es motivo para vivir este año con renovado optimismo. 

 

Oscar Cayul

Psicólogo

Asesor Vocacional

Preuniversitario Pedro de Valdivia